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2010/10/14


Cultura y economía: lo que Rivera ocultó en Brasilia

El hecho de que se encubriera deliberadamente la incuestionable realidad del Guggenheim Bilbao, los datos fehacientes de la actividad del museo, es prueba irrebatible de la malintencionada actitud del viceconsejero de cultura en su reciente viaje a Brasil.

Por M. JOsune Ariztondo, * Diputada foral de Cultura - Jueves, 14 de Octubre de 2010 - Actualizado a las 04:42h.

Deia


LA pasada semana hemos tenido conocimiento público de la conferencia que el viceconsejero de cultura del Gobierno vasco, Antonio Rivera, presentó en Brasilia cuestionando el proyecto Guggenheim de Bilbao. Rivera fue invitado para una cosa e hizo la contraria. Le gusta llamar la atención. El problema es que lo hace a costa de los intereses de Euskadi. Quienes le escucharon no darían crédito al ver a un representante del envidiado Guggenheim Bilbao tratando de desmontar con un rancio discurso ideológico los evidentes logros y efectos de este museo.

Hasta ahora hemos centrado la atención en lo que Antonio Rivera dijo, pero es importante también poner el énfasis en lo que no dijo. Un día antes de la intervención de Rivera, se presentaron dos conferencias basadas en sendos libros que han analizado la relación entre "cultura y economía" en el mundo. Esa relación que Urgell y Rivera consideran "grosera", pero que todo el mundo trata de lograr y que, además, todo el mundo reconoce que se ha producido de forma modélica en el caso Guggenheim Bilbao.

Dedico por tanto este segundo artículo a presentar los datos que el auditorio de Brasilia quería escuchar y que Rivera no quiso presentar. Esta incuestionable realidad y el hecho de que se ocultara deliberadamente son la prueba evidente de la malintencionada actitud del viceconsejero de Cultura y miembro del consejo de administración del Guggenheim en su reciente viaje a Brasil.

El Museo Guggenheim Bilbao se ha visualizado e interiorizado en la sociedad vasca, a golpe de realidad, como estratégico y tractor de cultura y recursos económicos. Se ha revelado como modelo casi imprescindible para la programación anual de otros centros de cultura y arte, de formación de profesionales y de recursos didácticos eficaces. Nos ha acercado al arte contemporáneo y a la obra de los creadores internacionales.

Vayamos a lo cuantitativo del Guggenheim Bilbao, a lo cuantitativo cultural y económico. Primero, en sólo tres años de funcionamiento el museo ya había recuperado la inversión pública inicial. En sus 12 años de vida, ha recibido 12 millones de visitantes (un 15% de ellos residentes en Euskadi). Guggenheim Bilbao cuenta con una red de 16.000 amigos y 140 miembros corporativos que soportan el 25% del presupuesto de su actividad, algo sin parangón en nuestro entorno. El museo ha expuesto más de 1.200 obras de la reconocida colección permanente del Guggenheim Nueva York; las obras de arte adquiridas para la colección propia durante estos años han duplicado su valor, según evaluación de Sotheby"s, y un tercio de la misma es de artistas vascos.

Más datos: el gasto directo realizado en Euskadi por quienes han visitado el Guggenheim es de 2.315 millones de euros; nuestras haciendas han recaudado vía impuestos 343 millones; el museo coopera en el mantenimiento de 4.300 empleos/año y genera 15.000 noticias anuales, que si se pagaran en publicidad costarían 50 millones de euros. Más de 200 periodistas internacionales han publicado crónicas específicas sobre el Guggenheim Bilbao y han visitado el museo más de 2.000 personalidades internacionalmente reconocidas por su contribución al arte, la cultura, la investigación, el deporte, la actividad económicas o la política.

Y, paradójicamente, cuando ha ocurrido y está ocurriendo todo esto, el departamento de Cultura del Gobierno vasco actual lo descalifica con más prejuicios que argumentos.

En situaciones como ésta, recuerdo a un profesor de quien aprendí muchas cosas interesantes, y que solía preguntar "... pero ¿dónde está el problema?". Y no faltaba quien, encontrándose descubierto en su contumacia, solía responder con aquello de "faltan datos".

No creo que sea exagerado alegrarse sin reservas por lo logrado. Creo que es justo y es desde luego necesario cuando somos invitados a un foro internacional. Como también lo es trabajar buscando la mejora permanente y la excelencia, sin dejarnos deslumbrar por el éxito. Y es eso, precisamente, lo que está haciendo el propio museo con su Plan Estratégico 2009-2012 que instituciones públicas y patronos hemos aprobado.

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Josune Ariztondo

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