El 2 de marzo de 2015 ha pasado ya a los anales de la historia de Bizkaia; será recordado como el día en el que un joven roble de 15 años continuó el camino iniciado por sus antecesores hace siglos. El símbolo más universal de los vascos rejuvenece de aspecto, pero mantiene su espíritu intacto y robusto. Su relevancia histórica ha quedado patente hoy en un acto que ha contado con la más alta representación institucional y política de Euskadi. Junto al lehendakari, Iñigo Urkullu; la presidenta de Juntas Generales, Ana Madariaga; el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao; la presidenta del Parlamento, Bakartxo Tejeria, y los apoderados del Parlamento vizcaíno, también han estado presentes en el acto el presidente del Euzkadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar; la presidenta del Bizkai Buru Batzar, Itxaso Atutxa; el candidato a la Alcaldía de Bilbao, Juan Mari Aburto; el portavoz del Grupo Vasco en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban; la burukide del EBB, Nekane Alonso, y la concejala bilbaína, Ibone Bengoetxea.

Sin perder detalle, los asistentes han sido testigo de las primeras paladas de tierra echadas sobre el retoño. Siguiendo también con la tradición, se ha enterrado una ‘kutxa’ con los periódicos del día, monedas en uso, un acta firmada por los representantes institucionales y una ikurriña.

El acto, sencillo, emotivo y carente de discursos, ha comenzado con la llegada de las autoridades escuchando los sones de ‘Alkate Soinua’, seguido después del ‘Agur Jaunak’, interpretado por la coral Gaudeamus de Gernika-Lumo. Tras el saludo de bienvenida del conductor del acto, Xabier Euskitze, el coro ha interpretado ‘Ikimilimilikik’ basado en el ‘Baga, biga, higa’ de Mikel Laboa. Versos y txistularis han servido de entronque en un encuentro de enorme carga simbólica, de apenas 35 minutos de duración, en el que se sucedían los acontecimientos alrededor del símbolo de las libertades y del pueblo vasco.
 
Siete parejas de dantzaris del Beti Jai Alai, con vestimentas de los siete territorios de Euskal Herria, han bailado alrededor del Árbol, como preludio del ‘Loreak Udan’. Tras la firma del acta por parte de las autoridades, una pareja de dantzaris ha anudado el lazo del acta y cerrado la ‘kutxa’, depositándola después en el lugar donde las autoridades han echado sus primeras paladas, mientras sonaba de fondo el ‘Gernikako Arbola’ y el ‘Euzko Abendaren Ereserkija’.

Un árbol del siglo XXI

Siguiendo los consejos de los técnicos, las Juntas Generales de Bizkaia han reservado este día de invierno, a escasas semanas de iniciarse la primavera, para realizar la plantación del ejemplar de 15 años que seguirá la estirpe histórica del Árbol de Gernika. El retoño es hermano del anterior e hijo también del que le precedió -conocido como el Árbol ‘Hijo’-. Nacido ya en el siglo XXI -cosecha del año 2000-, desciende genéticamente por bellota del anterior roble. Es hermano del que se plantó el 25 de febrero de 2005, el cual sustituyó al roble que fue fijado en 1858 y que sobrevivió al bombardeo de Gernika, sustituyendo éste al ‘Árbol Viejo’ cuyo tronco fosilizado se conserva en el templete del jardín de la Casa de Juntas. Antes, las referencias hablan del ‘Árbol Padre’ que habría sido plantado a mediados del siglo XIV y habría vivido 450 años.

Antes de alcanzar su lugar de honor, el retoño elegido ha pasado sus últimos años en un bosque foral situado en Arratia, en un lugar que cumple condiciones óptimas para que los ‘quercus robur’ crezcan vigorosos y con salud de hierro. Hasta los dos años de edad, recibió los cuidados en un vivero de la empresa foral Basalan cercano a Bilbao, donde se cultivan anualmente unas 400 bellotas de roble del Árbol de Gernika. Tras quince años de cuidados y rigurosos controles de calidad, el ejemplar ha sido trasplantado junto a la tribuna juradera de la Casa de Juntas de Gernika portando ramas y tronco que se elevan por encima de los 4 metros de altura.