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Opinión

05/12/2005


Iñigo Urkullu: La paz es posible.

Intervención en el foro Rex Púbica


La paz es posible. La paz es posible, ¿cómo? Res Pública . Entro directamente al núcleo de la cuestión que me han planteado para el día de hoy: Reconvierto pretendidamente el título y pregunta del ciclo por la pregunta de si la paz es posible. Evidentemente la paz es posible... pero también, si se consigue, va a necesitar de un proceso, el de la pacificación, muy muy complicado y en relación al que hay y está habiendo muchos aspectos, flecos, matices e intereses en juego, a veces contradictorios entre sí. Me gustaría ser muchísimo más optimista...pero creo que nuestra obligación es, ahora y siempre, tocar suelo. Con ilusión pero sin ingenuidad. Porque, como ya he recalcado hay demasiados nubarrones, todavía, para que podamos hablar, ni tan siquiera, de que hay un proceso en marcha. No obstante, también es cierto que en estos momentos concurren una serie de circunstancias que muy pocas veces se han dado y que será complicado que puedan volver a darse. Me gustaría, por lo tanto, comenzar explicando –a mi juicio- en qué situación nos encontramos. Una situación que venimos arrastrando desde hace casi dos siglos. Guerras Carlistas, dictaduras, Guerra Civil, exilio y represión. Y más recientemente, el terrorismo de ETA, y el no lograr un encaje definitivo y satisfactorio de Euskadi con el Estado. Una situación histórica que siempre ha estado llena de nubarrones y que no hemos conseguido cerrar aún y que sería iluso y ajeno a la realidad, intentar resolverlo en unos meses. Y, apelando a un símil meteorológico, se podría decir que estamos ante un tiempo revuelto. Con cielos cubiertos y con riesgo de tormenta. Pero con posibilidades de que empiecen a abrirse, en las próximas semanas, algunos claros. Los nubarrones y vértigos Hay muchos factores en juego y, evidentemente, algunos podrían afectar a esta reflexión.. pero, en este momento, parece que en un futuro, ¡ ojala que no demasiado lejano¡ podría hacerse pública una decisión que únicamente corresponde a ETA. Con las dificultades que suponen hechos como el proceso 18/98, otros procesos abiertos o la cerrazón del Gobierno a no dar ni un solo paso, no ya solo en el acercamiento de los presos de ETA, sino ni tan siquiera en el tratamiento positivo de la situación de presos, hacen, sin embargo, difícil percibirlo. Sí tenemos conocimiento de algún movimiento puntual de presos y presas con un determinado estatus dentro de ese colectivo que, quizás, respondan a la necesidad de tomar el pulso, de ver en qué situación y que es lo qué piensan los presos y presas sobre el momento actual. Unos movimientos permitidos e impulsados por el propio Gobierno español. Pero no hay ningún movimiento más. No obstante, creemos que pueden ser pasos medianamente blindados por lo dicho por portavoces cualificados de esa izquierda abertzale que representa la ilegalizada Batasuna, y que estos hechos por sí solos y que los nubarrones mencionados no deberían entenderse como suficientes como para abortar un supuesto proceso. Y aquí, sin duda, empiezan a entrar los vértigos a más de uno y yo creo que un poco a todos y a todas. Porque también parece claro que sin un avance cualitativo, es decir, sin una decisión en un sentido determinado por parte de ETA no parece que podamos seguir, hablando de que hay ni siquiera un proceso. El tiempo ayuda a madurar las cosas pero también las puede pudrir. Y nos estamos acercando a tiempo de maduración. Maduración que puede ser excesiva si se continúa con el dilema actual de la “simultaneidad-consecutividad”. El vértigo de ETA y de Batasuna, por la decisión que una debe hacer pública y la situación que afecta y puede afectar consecuentemente a la otra; pero, también, vértigo de Rodríguez Zapatero, a quien la estrategia de acoso del Partido Popular, entre otros factores, le pudiera estar pasando factura. “El caso catalán”, entendiendo como tal la mezcla del Estatut, la financiación de La Caixa al PSC - donde está directamente involucrado el ministro Montilla- y la OPA sobre Endesa por La Caixa-, está siendo muy bien aprovechado por el PP, que ha sabido unir supuestos ataques contra la unidad de España con corrupción. Un cóctel letal que a mi me empieza a recordar a 1993. Las encuestas, su cada vez peor valoración -la última la publicada por el propio CIS, entidad, no olvidemos, controlada por el propio Gobierno- y el retroceso de su partido, no es ajeno a todo esto. Si a esto se le añade la presión brutal de determinados medios de comunicación y de determinados prescriptores de opinión que han hecho de la supuesta lucha contra ETA un cómodo “modus vivendi” y las propias divisiones internas del PSOE, es fácil entender el vértigo del Presidente del Gobierno. Si en la manifestación de Madrid contra la LOE el PP consiguió llevar a 400.000 o 500.000 personas, en una manifestación convocada contra un eventual proceso de diálogo con ETA el PP podría llevar a 4 o cinco veces más y, con el añadido, de concitar adhesiones, posiblemente, de ciudadanos y ciudadanas que votaron al propio Partido Socialista en las anteriores elecciones. Veremos qué sucede el próximo sábado 3 de diciembre con la manifestación que el PP ha convocado en contra del Estatuto catalán, en demanda de la Constitución española. Todas estas circunstancias no se daban y no se dan en el proceso irlandés, donde existe un consenso político básico y, como tal, también mediático. Son pues todos estos, y algunos más, elementos muy a tener en cuenta. Ya dando un paso más, y suponiendo que ya tuviéramos delante de nosotros un proceso de pacificación abierto de forma pública y estable, hay una cuestión que va a ser, muy, muy difícil solucionar y conciliar cual es las víctimas, máxime en un contexto en el que sigue en nuestro radio de acción la nube que es la persistencia de ETA y la realidad de expresiones violentas así como la amenaza, el chantaje y la coacción. A nadie se nos escapa que un proceso de pacificación debe traer consigo –y así está sucediendo en Irlanda- un proceso de excarcelamiento progresivo de los presos, así como una solución –entre comillas- social y laboral para todo este colectivo. Un colectivo que, hoy en día, cuenta con una población de 674 presas y presos distribuidos en 88 cárceles -sólo 11 están en cárceles de Euskadi-, 514 en prisiones españolas, 154 en Francia, 5 en México y uno en Londres. Y de los que un 73 por ciento se encuentra en primer grado, lo que lleva a sus representantes a denunciar la política penitenciaria como el elemento “que más puede obstaculizar la solución democrática”. En este futuro proceso y dentro del drama humano hay una parte, por lo tanto, que habrá de ver mejorada sus situación: las y los presos. Pero dentro de este inmenso drama humano y personal que ha provocado ETA también se encuentran, fundamentalmente, las víctimas. Para las víctimas su casi único resarcimiento en la situación conocida hasta ahora –quitando los materiales y morales a los que tienen derecho- es que quien les ha infligido ese daño esté en la cárcel. Si la situación avanza, en un futuro más o menos cercano, es probable que se tenga que encontrar con su victimario en el supermercado, en el cine o en la peluquería, por ejemplo. Y además, –cosa que no ocurre en Irlanda-, con un partido político dispuesto a aprovechar y a utilizar ese sufrimiento. Y ya no sólo lo decimos nosotros. -Esta misma semana pasada desde el “constitucionalismo” lo ha denunciado el propio PSE, con esa expresión tan contundente de que “hasta aquí hemos llegado”, hecho significativo de haber estado “chupando rueda” en ésta y en todas las cuestiones relativas al pacto antiterrorista-. Durante estas semanas, por no remontarnos a años, muchos hemos tenido que tragar sapos y culebras, como también ante otros hechos y circunstancias, con la constitución de una Ponencia Permanente de Víctimas en el Parlamento Vasco. Sin duda, si no estuviéramos atravesando este momento tan especial, nuestra decisión como Partido habría podido ser otra en el Parlamento. Pero, teniendo nuestras esperanzas puestas en un futuro inmediato en el inicio formal de un proceso de pacificación y teniendo en cuenta la situación de las víctimas de ETA creo que la decisión de incluir exclusivamente a las víctimas del terrorismo de ETA, GAL, BVE y bandas armadas en esta Ponencia, tal y como desde un principio se planteó, es la única posible. La única posible y la más sensata si queremos tejer todos los mimbres necesarios para que este proceso de pacificación cuaje. Estamos dispuestos, y así lo vamos a hacer, a crear otras ponencias en las que se hable y se trabaje en otras cuestiones que ayuden a rebajar la crispación vivida y, al mismo tiempo, facilitaren contextos para un proceso de pacificación. Pero no es posible hacerlo en esta Ponencia, aún cuando sí en la Comisión de Derechos Humanos. Intentamos que todos los grupos parlamentarios estuvieran presentes en la Ponencia y, para ello, incluímos a las víctimas provocadas por el GAL y por la extrema derecha, recogiendo el propio acuerdo parlamentario basado en la Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo y en sentencias judiciales de la Audiencia Nacional. Pero no fue posible. Creo que el mundo de esa izquierda abertzale está inmerso en su propia estrategia. En la necesidad de aparecer, más que en ningún otro momento, como víctimas de una situación. Y la decisión de no estar en la Ponencia de Víctimas ya la habían tomado de antemano, a pesar de que tuvieron todo el derecho y la oportunidad de poder entrar. -Aquí cada uno juega con sus bazas y con sus propios odios –entrecomillas- históricos y las trincheras en las que se haya estado. Y más tarde reconocieron en privado que, de haber entrado habría supuesto darle otra victoria al PNV y que, en este momento, no estaban dispuestos a ello-. Repito, el mundo de esa izquierda abertzale está desarrollando una estrategia para intentar aparecer como víctimas de una situación. Nubes apuntando claros ¿Hay una tregua no declarada de ETA?. 29 meses sin atentados que hayan constado vidas humanas. Aunque ha habido 38 atentados con artefactos que han provocado 90 heridos. Una situación que, al menos en parte, es fruto de un proceso de negociación que el Gobierno Español, el Partido Socialista, ETA y Batasuna, como se desprende de sus manifestaciones, están manteniendo desde hace muchos meses. A esa interpretable tregua tácita, ya en este momento se une una necesaria y única decisión que le cabe a ETA, la de hacer público un comunicado en el que se renuncia -de forma más o menos explícita- a continuar con la lucha armada y las acciones violentas. Algunos y lo dicen dentro del mismo mundo de esa izquierda abertzale- aseguran que va a ser un paso irreversible. Dudo de las decisiones irreversibles, no así de las circunstancias, porque todos sabemos que a las decisiones que han sido en otros tiempos se han dado la vuelta sin demasiadas explicaciones. Y quienes una vez optaron por aparecer con capuchas blancas anunciado el final, no dudaron tiempo después en volver a ponerse las capuchas negras. Sin embargo, tengo esperanza. En todas estas decisiones tan importantes también hay otros factores en juego como son la propia necesidad de cada una de las partes o también ciertos intereses políticos, electorales e incluso personales. Evidentemente, los hay. Pero también es cierto que todo esto se traduce -y así podemos constatarlo después de muchos encuentros con todas las partes- en que existe esa voluntad, esa necesidad o una mezcla de ambas Ha habido y hay un poco de todo. Estoy convencido de que si no hubiera necesidad sería muy difícil poder avanzar más. Y es mucho mas fácil encontrar puntos de coincidencia cuando hay voluntad y/o necesidad de llegar a acuerdos. Y es también mucho más fácil para cada una de las partes esforzarse en que las propuestas propias tengan asideros sobre los que se puedan enganchar los demás. Las tenía y tiene la declaración de Anoeta, las tiene las declaraciones del Presidente del Gobierno y el propio acuerdo tomado en el Congreso impulsado por Rodríguez Zapatero y las tiene nuestro propio documento- “Elkarbizitzarako bake bideak” Ante el final dialogado de la violencia y la normalización política. Iniciativa de EAJ/PNV-. Otro punto que reforzaría esta esperanza es la convicción de que, en este momento de nueva oportunidad, una solución sólo puede venir de un acuerdo amplio político que dé cobertura al proceso. Un acuerdo, en el que al menos, y de salida, a modo de un triángulo formemos parte en un inicio esa izquierda abertzale, el Gobierno español y el Partido Nacionalista Vasco. Así, decimos que la paz no ha de tener precio político pero la política - en la que habremos de estar las formaciones políticas- puede hacer mucho por un proceso de pacificación y por la paz. Hay otro factor que, sin duda, ha influído y v a seguir influyendo en la situación de pre-proceso de pacificación y es el de la decisión del IRA de abandonar definitivamente la lucha armada. Todo el proceso irlandés ha sido siempre puesto como ejemplo por ETA y por la izquierda abertzale. Podríamos incluir otros factores como decisiones recientes de ETA en cuanto a colectivos señalados como objetivo, la propia necesidad vital de ETA y sus miembros, como la de miembros de esa izquierda abertzale. O la necesidad del Gobierno español… Hay mas aspectos a tener en cuenta y solamente citaré tres que seguro que están en la mente de todos ustedes, pero que simplemente sirven para cerrar el circulo de esta reflexión: 1) Y no sé se si mas importante o no que todo lo anterior pero, durante estos 25 años esta sociedad ha cambiado mucho, ha evolucionado. Estamos ante una sociedad distinta a la de tres décadas. Una sociedad harta de la violencia, una reflexión que –sin duda- es asumida por una parte cada vez más importante cualificada de la propia Izquierda Abertzale. Y, a modo de ejemplo, yo no sé cómo lo verán ustedes pero en Euskadi, salvo en muy determinados sectores, y medios de comunicación, el denominado macrojuicio 18/98 –para mí un auténtico disparate- está pasando sin pena ni gloria. 2)El efecto que los atentados como el del 11-S que, sin duda, consiguieron que la cooperación policial en Europa aumentará de forma exponencial. 3)La propia realidad que puede plasmar la izquierda abertzale que, evidentemente, ha comprobado y comprueba que en ausencia de violencia sus enteros electorales se disparan. Y no sé dónde incluiría, no ya el pacto antiterrorista sino la Ley de Partidos que yo creo que, por una parte, evidentemente ha ocasionado a la izquierda abertzale dificultades organizativas pero también les ha reforzado socialmente como víctimas de una situación en un momento, para ellos, de muy escasa credibilidad política y social. De todo esto, lo que se puede deducir es que ETA debe dar el paso siguiente. Y que muy medido y estudiado deberá ser el posible comunicado de ETA para que Rodríguez Zapatero siga adelante. Pero también siendo así que muchas garantías debe tener ETA de los pasos posteriores por parte del Gobierno para que se lance a emitir un comunicado en el que todas las partes –excepto el PP- puedan estimarlo positivamente, siendo aconsejable la conciliación previa de algunas valoraciones. Añadiría, por último, y como factor importante que también nosotros estamos trabajando,-digo nosotros porque sería absolutamente lógico que en un ámbito de relación entre ETA y el gobierno del Estado esta fuese una cuestión ya presente-, que el inicio del proceso, y el mismo, necesitan de una cobertura internacional a la que el propio Presidente del Gobierno español pueda acogerse también como aval de cara a la feroz oposición que podría tener por parte del Partido Popular y la que se pueda “enganchar” la propia izquierda aberzale. Nuestra obligación, entre tanto, es ir trabajando para que este nuevo tiempo, que todos y todas esperamos, llegue cuanto antes y que, además, tengamos los instrumentos para que el proceso se desarrolle lo mejor posible. Reflexión Y ésta es tan sólo una de las patas sobre las que se tiene que sustentar el proceso que estamos viviendo. La otra en lo que entendemos como objetivo que es la convivencia política, es la de la normalización política, que es –yo creo- que incluso más complicada que la de la pacificación. Todos –desde Batasuna, al Partido Socialista y, por supuesto, también EAJ/PNV- hemos reclamado que se tiene que constituir una mesa distinta a la de pacificación. Pero no se me escapa que ambas están condenadas a converger en algún momento. Y la propia ETA y esa propia izquierda abertzale tienen más necesidad que ningún otro de que se constituya esa otra mesa que ayude a justificar ante su mundo los posibles pasos que puedan dar. Yo creo –y como consideración previa- que el PSOE de Rodríguez Zapatero –al menos hasta ahora- estaba convencido de que alcanzar la paz iba a ser mucho más fácil que conseguir lo que se podría denominar normalización política. Es decir, un nuevo encaje de Euskadi en el Estado. Porque aquí de lo que estamos hablando –además de otras muchas cosas- es de acuerdos políticos estructurales y eso...eso es otra historia. Todavía hace muy pocos días en un céntrico restaurante bilbaíno algún destacado miembro del PSE decía en voz alta que la paz en Euskadi iba a ser mucho más fácil de conseguir que solventar el problema que para el Gobierno ha planteado el Estatut catalán. ¡Ojala sea así¡ En cuanto a los tiempos, creo que todos estos hechos han ralentizado un proceso que parecía ir muy rápido. Sobre el que se habían generado demasiadas expectativas y a las que EAJ/PNV siempre ha apelado a la cautela pero también a la determinación. La política puede ayudar a conseguir la paz La iniciativa de EAJ/PNV EAJ/PNV también ha presentado su/nuestra propuesta –que creo tienen en su poder-. Una propuesta aprobada por unanimidad por el EBB y que cuenta con los suficientes mimbres y agarraderas para poder catalizar la acción política en el proceso de normalización. Todos ustedes han tenido oportunidad de leerla. Les aseguro que su redacción definitiva nos ha llevado dedicación sincera en los debates y reflexión. No era nuestra intención elaborar una ponencia política sobre lo que como Partido Nacionalista Vasco queremos y a lo que aspiramos. Esto, además de llevar otros cauces internos dentro del Partido, habría sido mucho más fácil. Hemos arriesgado y hemos intentado elaborar una propuesta honesta, sincera y, como tal, repito, arriesgada. Y ante la que la mayor parte de las sensibilidades políticas de este Pueblo pudieran sentarse con voluntad de debatir. Levantar muros es mucho más sencillo que abrir caminos de diálogo. He de reconocer que estamos satisfechos. No ha sido mal recibida por las fuerzas políticas, salvo por el PP. Nosotros apostamos por la necesidad de encontrar un consenso básico entre los partidos políticos que se traduzca en una acuerdo que debe ser refrendado por la sociedad vasca y que debe tener, en cualquier caso, un mayor refrendo que el Estatuto de Gernika. Un acuerdo que, para el Partido Nacionalista Vasco, debe contener una referencia clara al derecho de decisión de la sociedad vasca. En nuestro documento apostamos por un final dialogado de la violencia y una solución justa y democrática al contencioso político. Consideramos que el diálogo resolutivo ha de ser consecuencia del cese de la violencia y que el respeto a lo que las vascas y los vascos decidamos es incompatible con la vigilancia que pueda pretender ejercer ETA ni cualquier otra amenaza. Nos hemos comprometido a alcanzar un pacto que pueda ser compartido por las diferentes sensibilidades políticas del país, basado en un doble compromiso: no imponer un acuerdo de menor aceptación que los actualmente vigentes; y no impedir un acuerdo de mayor aceptación que los actualmente vigentes. Y como antes ya ha sido reflejado, partiendo de la necesidad de que se constituyan dos mesas diferentes. Una en la que se hable de paz y otra en la que se hable de normalización política. He dejado entrever en alguna reflexión anterior que, para nosotros es imprescindible que para que se inicie todo este proceso, bien que ETA haya “dejado las armas” bien que la izquierda abertzale se haya pronunciado en relación a ello. Sólo deberían quedar fuera de la mesa aquellos que se hayan autoexcluído. Nosotros llevaremos a esa mesa, como punto de partida, los principios básicos que se encierran en la Propuesta de Nuevo Estatuto Político. Aspectos como son la naturaleza del Pueblo vasco como sujeto político, el derecho de decisión y su ejercicio, la territorialidad, el marco de relación con el estado y el pacto como compromiso. Así como una consulta como resultado de un proceso en el que no vamos a ahorrar esfuerzos. Esa es nuestra única exigencia en el documento -además del fin de la lucha armada por parte de ETA-, la consulta a la ciudadanía. En el texto, y leo textualmente, se dice que: “Una consulta democrática debe cumplir una serie de condiciones entre las cuales la más importante es la ausencia de violencia. En su Discurso de Investidura el Lehendakari lo declaró expresamente: “si alcanzamos un Acuerdo para la Normalización Política y la Convivencia, solicitaré autorización al Parlamento Vasco para que, en un escenario de ausencia de violencia y sin exclusiones, se realice una consulta popular a la sociedad vasca que ratifique el Acuerdo Político alcanzado”. Y añadía: “esta autorización del Parlamento deberá incorporar, de forma pactada, los diferentes aspectos relacionados con la propia consulta, tales como la ratificación de las condiciones de ausencia de violencia y no-exclusión, los principios democráticos establecidos para la aceptación de los resultados y el procedimiento habilitador para la negociación e incorporación de los mismos en el ordenamiento jurídico”. Pactar también las condiciones para llevarla a cabo es el procedimiento para asegurar su carácter integrador, un buen resultado y su viabilidad en la posterior negociación. Hacemos nuestra, asimismo, la propuesta de la Mesa de Egino: “en caso de acuerdo, esta (ley de) consulta popular determinaría el procedimiento de convocatoria de las consultas y de la formulación de las preguntas, así como las mayorías necesarias para su convocatoria y para estimar su resultado favorable o desfavorable tanto en el cómputo global como por territorios, en el caso de la Comunidad Autónoma Vasca, y en función del índice de participación. Por su carácter de regla básica del juego político, coincidimos en la voluntad de que esta ley debería aprobarse por una mayoría cualificada, deseablemente de carácter plural, que supere tanto en el Parlamento Vasco como en el Parlamento de Nafarroa una eventual división del voto entre las dos principales tradiciones políticas”. No me extiendo más ya que seguro que después tendremos tiempo de hablar entre todos de un momento que, si somos capaces de gestionarlo bien, marcará un punto y aparte en nuestra historia al haberse abierto en el cielo ese claro - del que antes hablábamos- para siempre. Conclusión En cualquier caso, muestro mi desazón - y en esto estamos siendo un poco culpables todos- por el hecho de que estamos vinculando el futuro de Euskadi a que haya o no haya tregua de ETA o a que se inicie un proceso de pacificación. Creo que es una percepción que estamos extendiendo en la sociedad, y eso no es bueno. Nuestra obligación también es hacer ver a la sociedad que, exista o no exista proceso de pacificación, esta sociedad tiene futuro. Y que nuestro desarrollo no está en juego. Es, fundamentalmente, ésta una labor de la administración, que quizás no estamos siendo capaces de hacer ver. Porque en Euskadi se están haciendo muchas cosas que no van a depender de algo que, desgraciadamente, no está, en gran parte, en nuestras manos. Evidentemente, en mi intervención me he callado algunas cosas que deben permanecer dentro de las más absoluta discreción, pero tengan por seguro que la exposición que he realizado la he hecho desde la sinceridad y desde la convicción de que nuestra obligación como partido es intentar que esa paz sea posible…, y en la medida en que la paz sea derecho de todos y victoria de todos, también quienes hoy estamos aquí hagamos lo posible para que gocemos, cuanto antes, de lo que hoy es un anhelo. Eskerrik asko!

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