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13/07/2025
Iñigo Ansola: “La ikurriña es más que una defensa ante las amenazas; representa una manera de pensar y de hacer, de una identidad y una forma de ser”
En la víspera del 131 aniversario de la primera izada de la enseña nacional vasca en el Euzkeldun Batzokija de Bilbao, el presidente del BBB reivindica la ikurriña como símbolo de los valores que sustentan la identidad vasca: paz, igualdad, justicia social, solidaridad, prosperidad y bienestar
“No quiero que la ikurriña sea vista solo como defensa ante las amenazas. La ikurriña es más; es el emblema de una manera de pensar y de hacer, de una identidad y una forma de ser”. Así se ha pronunciado esta mañana Iñigo Ansola, presidente del Bizkai Buru Batzar, en el acto organizado anualmente por EAJ-PNV Bilbao para celebrar el aniversario de la primera izada de la ikurriña, que tuvo lugar el 14 de julio de 1894 en el ya extinto Euzkeldun Batzokija ubicado en la calle Correo de las Siete Calles.
Durante su intervención, Ansola ha reivindicado la ikurriña como símbolo de unos valores profundamente arraigados en la sociedad vasca: la paz, la igualdad, la justicia social, la solidaridad, la prosperidad y el bienestar. Valores todos ellos compartidos por EAJ-PNV y que “debemos defender desde la unidad, con firmeza y sin ambigüedades”. En este sentido, ha sido tajante en sus declaraciones: “A quienes estuvieron y están en contra de estos valores; a quienes han negado y niegan la democracia, nuestros Derechos Históricos, el Autogobierno o el Concierto Económico; a quienes desprecian nuestra identidad, nuestra cultura y nuestro idioma, les decimos claramente: con vosotros, no”. “Porque estos valores son los pilares que sustentan los servicios públicos universales, los que defienden la colaboración público-privada como motor de progreso, y los que creen en la integración y la cohesión social”, ha señalado. Asimismo, el presidente del BBB ha hecho especial hincapié en la importancia de la memoria histórica, la dignidad de las personas y los derechos humanos como fundamentos irrenunciables de la identidad vasca, así como en el impulso a la cultura y al euskera. “La ikurriña representa todo esto. No puede ni debe reducirse a una mera respuesta frente a las amenazas. Es símbolo de una visión de país, de una forma de convivir, de construir y de avanzar”, ha subrayado.
El acto, cargado de simbolismo, ha servido para recordar que la ikurriña no solo es historia, sino también presente y futuro, y ha reunido entorno a sí a más de un centenar de alderdikides, alderdizales y vecinas y vecinos de la zona. Entre todas ellas y junto a Ansola, han estado presentes Ane Támara, Leire Urtasun, Mikel Hidalgo, Jane Eyre Urkieta y Alfonso Aliende, burukides del BBB; Juan Mari Aburto, alcalde de Bilbao, junto a las concejalas Amaia Arregi, Kontxi Claver Itziar Urtasun, Iñigo Zubizarreta y Gonzalo Olabarria; Oihane Agirregoitia, eurodiputada de EAJ-PNV, e Ibone Bengoetxea, vicelehendakari primera y consejera de Cultura y Política Lingüística, junto a más de un centenar de alderdikides y simpatizantes.
131 años de ikurriña
Los hermanos Sabino y Luis de Arana y Goiri idearon la ikurriña poco antes del 14 de julio de 1894. Aquel día, a las seis de la tarde, la enseña nacional vasca ondeó por primera vez en el Euzkeldun Batzokija con motivo de la inauguración de sus locales en el segundo piso de la casa sita en el antiguo número 24 de la calle Correo de Bilbao. Aquella primera ikurriña, que era de lana, fue izada por el miembro más veterano del Euzkeldun Batzokija, Ciriaco de Iturri y Urlezaga. Lamentablemente, el 12 de septiembre del año siguiente fue incautada por las autoridades españolas al clausurar la recién estrenada sede jeltzale.
No será hasta el 19 de octubre de 1936 cuando el Gobierno de Euzkadi establezca la oficialidad de la ikurriña como enseña de Euskadi. Durante la Guerra Civil, a medida que las tropas sublevadas contra la II República iban haciéndose con el control del territorio vasco, fueron destruyendo e incautando todas las ikurriñas que encontraban a su paso. Tras la victoria fascista, la ikurriña fue ilegalizada, y todos aquellos y aquellas que fueron descubiertos portándola, escondiéndola o dibujándola sufrieron palizas, prisión o multas.
Después de la muerte del dictador Francisco Franco, la ikurriña aún tardaría dos años en ser legalizada, a pesar de que eran muchas las personas que la portaban y de que ya se mostraba en numerosos actos públicos. Fue el 19 de enero de 1977 cuando se izó, oficialmente y por primera vez desde el final de la II República, en la Plaza de la Constitución, en el edificio del antiguo Ayuntamiento de Donostia, la víspera de su gran festividad local.
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